jueves, 27 de julio de 2023

La verdadera inspiración para la muñeca "Barbie Malibú"

Existe una teoría que resurge en internet cada cierto tiempo, nunca confirmada por Mattel, que dice que la inspiración para la muñeca "Barbie Malibú" fue Sharon Tate. Conoce más sobre la verdadera  inspiración para la muñeca "Barbie Malibú", una teoría que muchos creen y comparten en Internet.

La verdadera inspiración para la muñeca "Barbie Malibú"

La verdadera  inspiración para la muñeca "Barbie Malibú"

La actriz, a la que la secta/escuadrón de Charles Manson asesinó brutalmente cuando estaba embarazada de ocho meses en 1969, tuvo su primer papel importante en el cine un par de años antes, en 1967, con un personaje llamado precisamente Malibú, en la película No hagan olas. Esta comedia de enredos con Tony Curtis y Claudia Cardinale servía como excusa para sacar a Tate y a muchos otros chicos y chicas en bañador, ya que casi toda la acción se desarrolla en una playa frecuentada por culturistas y surferos, entre ellos la rubia Malibú, de la que inevitablemente se enamora el personaje de Curtis después de que ella le practique la respiración boca a boca. Los títulos de crédito son una preciosidad animada e incluyen una canción original de los Byrds escrita por su líder, Roger Mcguinn.

Aunque aquella fue la tercera película que rodó Sharon Tate, terminó siendo la primera que se estrenó, de manera que se considera su debut en el cine. El estudio que estaba detrás de la película, MGM, intentó exprimir al máximo a aquella nueva estrella, a pesar de que los protagonistas eran dos actores entonces mucho más famosos, como Curtis y Cardinale. Hicieron recortables a tamaño real de Sharon Tate en bikini y los llevaron a los cines como material de promoción. Además, se montó una campaña paralela en colaboración con Coppertone, la marca de crema solar.

Las críticas de la película fueron bastante negativas, porque la película quedaba a medio camino entre la farsa playera, el género que había triunfado en los sesenta con películas como Gidget, y la parodia de la farsa playera que pretendía ser, pero aun así sirvió para lanzar a Tate, que también estrenaría por entonces El valle de las muñecas.

En el filme, Tate lleva un bikini color aguamarina, igual que el que luego tendría #Barbie, y luce la melena larga y lisa, codificando el estilo californiano que lleva sin alterarse demasiado desde entonces. Si Ruth Handler, la inventora de la muñeca, a la que dio el nombre de su hija Barbara, y el resto de ejecutivos de Mattel se inspiraron en el personaje de Tate, o incluso en la estética que la actriz tenía fuera de la pantalla –sexy, pero no intimidante; americano, como la tarta de manzana–, obviamente no lo podían decir después de haber sido asesinada en una matanza de tintes satanistas que además generó todo tipo de lecturas simbólicas.

Resulta difícil encontrar una Malibú auténtica de 1971 en una subasta de coleccionables, aunque su precio no alcanza todavía las cifras de las muñecas de la “era vintage” (1959-1966) o de la “era mod” (1966-1971). Lo que sí hace Mattel es vender réplicas de sus modelos míticos, orientados al mercado adulto. Las Malibú, que eran todo un set que incluía a Ken y a Skipper, la amiga más joven de Barbie, y la prima Francie, se produjeron entre 1971 y 1984 y resultaron enormemente populares. Generaron toda una gama de productos que incluía lápices para colorear y en sucesivos lanzamientos se fueron añadiendo accesorios que remitían siempre al estilo de vida playero californiano, como patines y collares de cuentas. Para los coleccionistas de barbies, las Malibú son un punto de inflexión hacia la decadencia.

En el libro Barbie: the First 30 Years, Stephanie Deustch escribe: “Tristemente, marcan el principio del fin de la Era Dorada de las Barbie Vintage. Las muñecas posteriores, producidas en masa y de bajo presupuesto no tenían la calidad –pestañas aplicadas, cortes de pelo– y el encanto de las primigenias”. A Mattel, sin embargo, le marcaron el camino a seguir. El mercado estaba en unas muñecas de proporciones irreales que se ciñesen a un estándar muy concreto de belleza. La cosa siguió más o menos igual, con énfasis en las “Barbies con carrera” de los ochenta (si el superventas de los setenta fue una muñeca playera hedonista, el de los ochenta fue la Barbie Día y Noche, que transformaba su traje de chaqueta de ejecutiva en un vestido discotequero en un solo gesto), hasta que en 2015 la empresa decidió dar a su muñeca estrella un giro supuestamente feminista. Por primera vez se cambió el molde para que tuviera los pies planos y no arqueados como para llevar tacones y se generaron más de cien modelos de todos los tonos de piel y con cierta diversidad de cuerpos, incluyendo una “Barbie curvy” que llevaría una talla 42 aproximadamente. Se lanzó la Barbie Rosa Parks y la Barbie Frida Kahlo. Hubo incluso una línea de muñecos no binarios, con ropa estereotípicamente femenina y masculina intercambiable. La respuesta fue bastante positiva. Tras encadenar cinco años de descenso en las ventas entre 2012 y 2017, Mattel registró subidas del 10% y del 14% en su producto estrella.

Según Aurora Sherman, una profesora de psicología de la Oregon State University, autora de varios estudios sobre el impacto del juguete sobre las niñas, “mucho del material que cuelga Mattel en sus redes y en su canal de YouTube sigue siendo problemático. Tiene un envoltorio diferente, pero es lo mismo de siempre”. Uno de los últimos vídeos en ese canal también muestra a Barbie en la playa, muy en el espíritu Malibú, pero en lugar de estar surfeando y tomando el sol, se dedica a dar datos sobre el estado del océano y consejos sobre eficiencia ecológica. El vídeo está dedicado a la bióloga marina Sylvia Earle. Después, Barbie, con un bañador rosa, se sienta en su toalla rosa, saca un libro y una cámara de fotos de su mochila rosa y recomienda a sus seguidores tomarse un día de detox de desconexión de las redes sociales .

0 comments:

Publicar un comentario