viernes, 9 de mayo de 2025

"El Eternauta" y la polémica traducción de "Malvinas Islands": Una decisión política, histórica y cultural

La adaptación al inglés de "El Eternauta" en Netflix generó un intenso debate en Argentina luego de que se revelara que la traductora a cargo, Daiana Estefanía Díaz, decidió mantener el término "Malvinas Islands" en los subtítulos en lugar de utilizar "Falklands", como se las conoce en el Reino Unido.

La profesional, quien también actuó como consultora cultural para el equipo de traducción, explicó en LinkedIn las razones detrás de esta elección, que va mucho más allá de una simple localización lingüística.

"El Eternauta" y la polémica traducción de "Malvinas Islands": Una decisión política, histórica y cultural

¿Por qué "Malvinas Islands" y no "Falklands"?

En su posteo, Díaz dejó en claro que no se trató de una decisión arbitraria, sino de un posicionamiento político e histórico:

"Vi que Juan Salvo era excombatiente de Malvinas y era la única opción viable, no tuve la menor duda. No solo porque jamás se me ocurriría usar en ese contexto y en una producción argentina un nombre que no sea Malvinas, sino además porque sé que ningún argentino, sea real o ficcional, las llamaría de otro modo".

Esta afirmación refleja un principio fundamental en la traducción de obras con carga ideológica: la fidelidad al contexto cultural y político del texto original. En Argentina, las islas son y siempre serán Malvinas, un territorio soberano usurpado por el Reino Unido en 1833 y escenario de una guerra en 1982 que dejó profundas heridas en la sociedad.

Un debate que trasciende lo lingüístico

La traductora no solo defendió su elección, sino que también aseguró que sugirió que todos los subtítulos en otros idiomas mantuvieran el nombre "Malvinas", independientemente de cómo se las conozca en cada país.

"Les conté que allá también nevó en 1982, que ese avión del ejército peruano no aparece por casualidad, que cuando dicen 'las islas' hablan de esas dos y muchísimas cosas más. Qué, quién, cuándo, cómo, dónde y por qué. Es un tema sensible y muy presente que nos atraviesa en el ámbito político, histórico, cultural y social... Nos asienta en un lado de la historia del que no nos vamos a mover".

Este pasaje demuestra que la traducción no es un mero ejercicio de cambiar palabras, sino un acto de resistencia cultural. La decisión de Díaz no fue caprichosa, sino una reafirmación de la soberanía argentina en un producto audiovisual con alcance global.

La traducción como herramienta política

En un mundo donde el soft power (el poder de influencia cultural) es dominado por las grandes potencias, decisiones como esta cobran especial relevancia. Netflix, como plataforma global, podría haber impuesto el término "Falklands" por convención internacional, pero la intervención de la traductora evitó que la narrativa británica prevaleciera.

Díaz lo explica con claridad:

"No se trata de caprichos personales ni de intransigencias, sino de buscar transmitir de manera fiel, auténtica y profesional la esencia y la idiosincrasia de estos personajes en el contexto de la obra y nuestro país más allá de las fronteras idiomáticas".

Esto nos lleva a una reflexión más amplia: ¿debe la traducción adaptarse a la audiencia extranjera o mantener la postura política del original? En este caso, la respuesta fue contundente.

Malvinas en el imaginario argentino

Para entender la magnitud de esta decisión, hay que recordar que "El Eternauta" no es solo una historieta, sino un símbolo de la cultura argentina. Su autor, Héctor Germán Oesterheld, fue víctima de la última dictadura militar, y la obra ha sido interpretada como una metáfora de la resistencia ante la opresión.

Que Juan Salvo, su protagonista, sea un excombatiente de Malvinas refuerza este mensaje. Traducir "Falklands" habría sido negar la identidad del personaje y, por extensión, la postura argentina sobre el conflicto.

Conclusión: Cuando las palabras importan

El caso de "El Eternauta" demuestra que la traducción nunca es neutral. En un contexto donde el Reino Unido sigue negándose a dialogar sobre la soberanía de las islas, cada mención a "Malvinas" en lugar de "Falklands" es un pequeño acto de reivindicación.

Daiana Estefanía Díaz no solo hizo un trabajo profesional, sino que defendió una postura histórica, política y cultural. Su decisión sienta un precedente importante: en las producciones argentinas, las Malvinas deben seguir siendo Malvinas, sin concesiones.

¿Qué opinás? ¿Creés que la traducción debe adaptarse a la audiencia o mantener la postura original? Dejá tu comentario. 

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