martes, 21 de diciembre de 2021

Hasta la última gota de sangre

Un científico de Phoenix - Arizona quería probar esa teoría y necesitaba un voluntario que llegara a las últimas consecuencias. Logró uno en una penitenciaría, era un condenado a muerte que sería ejecutado en la penitenciaría de St Louis en el estado de Misuri donde existe la pena de muerte ejecutada en silla eléctrica. Le propuso lo siguiente: participaría en una experiencia científica en la que se haría un pequeño corte en su muñeca, lo suficiente para gotear su sangre hasta el final. Él tendría una oportunidad de sobrevivir si la sangre coagula y si eso pasara, sería liberado; de lo contrario, moriría por la pérdida de sangre, pero tendría una muerte sin sufrimiento y sin dolor.

El condenado aceptó, pues era preferible de esta forma que morir en la silla eléctrica. El condenado fue entonces colocado en una cama alta, de esas de hospital, teniendo su cuerpo inmovilizado. Le hicieron un corte pequeño en la muñeca y debajo de la muñeca se colocó una pequeña vasija de aluminio.

Le dijeron que él escucharía el goteo de su sangre en la vasija. El corte fue superficial y no alcanzó ninguna arteria o vena siendo suficiente para que sintiera que su muñeca se cortó. Sin que él supiera, debajo de la cama había un frasco de suero con una pequeña válvula, al cortar la muñeca abrieron la válvula del frasco para que creyera que el sonido del goteo era su sangre que estaba cayendo en la vasija de aluminio (cuando en la verdad era el suero del frasco).

Cada 10 minutos, el científico, sin que el condenado lo viera, cerraba un poco la válvula del frasco y el goteo disminuyó. El condenado creía que era su sangre la que estaba disminuyendo y con el paso del tiempo fue perdiendo el color y quedando cada vez más pálido.

Cuando el científico cerró por completo la válvula el condenado tuvo un paro cardíaco y falleció sin haber perdido siquiera una gota de sangre.

El científico ha logrado probar que la mente humana cumple, al pie de la letra, todo lo que se le envía y acepta por su huésped, ya sea algo positivo o negativo y que su acción involucra a todo el organismo tanto en la parte orgánica o psíquica.

′′ Quien piensa en fracasar, ya fracasó antes de intentarlo ".

Hasta la última gota de sangre

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