Al final no era Skynet… era Suresh de Bangalore escribiendo código a mano. Y quizá también Priya, Rajesh y otros 697 ingenieros que, sorpresa, eran lo mejor de la tecnología en cuanto a “inteligencia artificial” misteriosa y superpoderosa que BuilderAI decía tener.
Si esto fuera una película, sería esa escena donde el héroe descubre que el monstruo era solo un tipo con una máscara.
La startup que prometía magia… y entregó gente muy trabajadora
BuilderAI saltó al escenario tech con una propuesta de esas que hacen que los inversores saquen la billetera más rápido que un usuario aceptando términos y condiciones sin leer:
“Creamos apps en minutos, automatizamos procesos imposibles, y todo gracias a nuestra IA”.
Hermoso. Futurista. Impecable.
Excepto por el detalle mínimo, pequeñito… la IA eran personas.
Mientras los clientes imaginaban algoritmos brillando en la oscuridad, la realidad era un ejército de ingenieros en India haciendo programación real, solucionando bugs reales y preguntándose, quizá, por qué estaban haciendo trabajo humano para una empresa que juraba que todo era cosa de robots.
“Falso IA”: cuando la magia se cae y aparece el truco
Expertos ya le pusieron nombre a esta tendencia: pseudo-IA, o como lo entendería tu abuela: “te vendieron robot y te dieron un muchacho con computadora”.
Que haya personas detrás de un sistema de IA no es malo. De hecho, es lo normal.
Lo malo es cuando lo esconden. Es como comprar un auto eléctrico y descubrir que adentro hay alguien pedaleando como loco para que arranque.
La presión tecnológica: cuando prometer de más se vuelve deporte extremo
En un mundo donde cada semana aparece una herramienta que “va a cambiarlo TODO”, las empresas sienten que, si no prometen viajes al futuro… pierden.
Y claro, algunos exageran un poquito.
BuilderAI quizá exageró un poquito bastante.
La startup aseguraba que tenía algoritmos capaces de hacer apps casi al instante. La verdad: tenían humanos capaces de trabajar muy rápido… cuando les daban café suficiente.
¿Y ahora qué?
BuilderAI enfrenta cancelaciones, críticas y memes (muchos memes).
Pero más allá de la risa, deja un mensaje importante:
No todo lo que te venden como IA realmente lo es. A veces, simplemente es gente haciendo su trabajo muy bien, muy rápido y muy en silencio.
La industria ahora tendrá que revisar cómo comunica sus avances, porque si seguimos así, en cualquier momento descubrimos que también había humanos escribiendo los horóscopos generados por IA.
Ah, no, espera… eso ya pasa.





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