martes, 28 de mayo de 2019

Un borracho mata a 70000 pollos

Los animalistas están furiosos y se han agrupado frente a su casa para escracharlo y probablemente lincharlo hasta la muerte también: un joven borracho mató a más de 70 mil pollos y tuvo que salir a pedir disculpas públicas a las gallinas, pese a que no recuerda nada. Las gallinas también están indignadas con el hombre y no quieren volver a poner huevos hasta que se haga justicia.

Un borracho mata a 70000 pollos

Un borracho mata a 70000 pollos

Un joven de 21 años en estado ebrio ha causado la muerte por asfixia de 70.000 pollos en una granja de Delmar, Maryland (Estados Unidos). Y todo por la gamberrada de darle a un interruptor.

Según informa la revista Time, Joshua D. Shelton, destrozó la planta eléctrica que suministraba energía a tres naves de una granja repletas de pollos. Sin comida y sin ventilación, los animales tardaron apenas un cuarto de hora en morir.

Las pérdidas ascienden, según el propietario de la explotación, a 20.000 dólares. El acusado está detenido y a la espera de que se le imponga una sentencia y una multa para compensar los daños.

Lo que no podrá negar es su estado de embriaguez. El joven fue encontrado tirado en el suelo e inconsciente en la planta eléctrica, cantando el pollito pio y vestido únicamente con una camiseta y unos calzoncillos.

Según la descripción que hizo el jefe local de policía, Shelton despedía un fuerte olor a alcohol y estaba tirado sobre un charco de su propia orina, absolutamente borracho.

Como es lógico, el joven asegura que no se acuerda de nada, y no acertó a decir cómo y por qué la había emprendido contra la central eléctrica, una gamberrada fatal para los 70.000 pollos inocentes que perdieron la vida por culpa del alcohol y de un irresponsable que fue a trabajar borracho.

Expulsados de un buffet libre por comer demasiado

¿Cuánto se puede comer en un buffet libre? ¿Qué cantidad de comida hay que coger para que al restaurante no le salga rentable? Seguro que más de un cliente de estos locales, habitual u ocasional, se lo ha preguntado alguna vez. Pues bien, algunas veces la gula tiene un límite y ellos consiguieron lo que muchos no han podido: ser expulsados de un buffet libre por comer demasiado.

Expulsados de un buffet libre por comer demasiado

Expulsados de un buffet libre por comer demasiado

Es lo que le ha ocurrido a un ex jugador de rugby de apetito voraz y presupuesto modesto, George Dalmon, y a su amigo Andy Miles, a quienes un restaurante de buffé libre de Brighton, Inglaterra, les ha prohibido la entrada, como si de un par exitosos jugadores de casino se tratara.

La explicación oficial de los responsables del local, llamado Gobi, es que comían “como cerdos” y molestaban al resto de los comensales. Pero los afectados denuncian que el problema no está en cómo comían, sino en el cuánto, sin aparentar tener un límite en sus estómagos. Llevaban acudiendo a ese restaurante, de forma regular, dos años, pero ahora han sido declarados “personas non gratas”. Pagaban por el menú, todo incluido, doce libras (14,85 euros).

Dalmon y Miles se han convertido en una especie de héroes para todos aquellos que alguna vez soñaron con ganar el pulso a este tipo de restaurantes, y su aventura ha generado ya cerca de 600 comentarios en el The Daily Telegraph, el periódico al que concedieron la entrevista para contar su caso y, de paso, hacerse una foto con una pose de hambrientos no demasiado trabajada.

¿Realmente comían tanto? Los dos jóvenes reconocen que, de media, se tomaban cada día cinco generosos platos mezclando carnes y entrantes, pero se defienden asegurando que el restaurante sólo les ponía cuencos pequeños, lo que les obligaba a hacer muchos viajes con las viandas a cuestas.

“Comían como cerdos y molestaban al resto de clientes –insisten los dueños de Gobi-. Hemos estado dos años aguantándoles, pero ya es demasiado”. Para colmo, Dalmon y Miles pedían sólo agua, nunca un refresco o una cerveza, y jamás se apuntaron a un solo extra.

El origen del buffet libre

Los buffet o bufé libre, conocidos como “Tenedor libre” en Hispanoamérica (“all-you-can-eat”, “todo lo que puedas comer”, en su versión inglesa) nacieron en Francia en el siglo XVIII, y deben su nombre al mueble en el que se colocaban las viandas de comida. De ahí se extendieron a toda Europa.

Se han hecho muy populares en los últimos años en los hoteles, ya que son ideales para gestionar comidas a cantidades elevadas de comensales, muchos de los cuales no parecen tener empacho en servirse durante unos días torres de alimentos que sus estómagos son materialmente incapaces de asumir, y que generalmente terminan olvidadas en los platos.

¿Pero dónde está el secreto para que, con tanta comida y a precio reducido, el restaurante aún gane dinero? La primera clave está en colocar en lugar visible y preferencial los productos que más margen de beneficio generan, una táctica que suele dar resultado a juzgar por las torres de lechuga, tomate y remolacha con las que muchos clientes recorren los pasillos.

La segunda, en cobrar a precios muy altos bebidas, cafés y, en ocasiones, postres.
Y tercera, en la seguridad de que muchos de los clientes no se cegarán por el “esto lo he pagado yo” y comerán poco y barato. No todos van a ser tan glotones como el ex jugador de rugby Dalmon y su amigo.

Servicios públicos... demasiado públicos

Los mirones se apostan frente a un hotel de Nueva York y gozan de los baños 'demasiado' cristalados de uno de los clubes más chics.

Servicios públicos... demasiado públicos

Servicios públicos... demasiado públicos

En uno de los clubs más exclusivos de Manhattan parece mentira que el rincón más íntimo del local pueda verlo cualquier transeúnte. En lo alto del Standard Hotel de Nueva York, en el piso 18, The Boom Boom Room es el bar de moda entre la élite neoyorquina y el famoseo. Los que han tenido la fortuna -nunca mejor dicho- de tomarse dentro una copa coinciden al recomendar las impresionantes vistas que dan al río Hudson y a la ciudad gracias a los grandes ventanales de más de tres metros de altura. Sin embargo, no es esta panorámica la que más llama la atención.

Lo auténticamente sugerente es plantarse en la calle frente al edificio en cuestión, alzar la vista y comprobar la 'transparencia' en la parte de los baños. Al decorador se le olvidó poner cortinas en esta zona de la fachada y los clientes, convencidos de que el acristalamiento les protegía de los mirones, se comportaban con toda naturalidad, rollo en mano, en sus momentos más íntimos.
Apostados en el parque High Line, en el distrito Meatpacking, turistas y vecinos han encontrado un sonrojante entretenimiento.

La clientela del Standard supo que sus necesidades más personales habían pasado a ser públicas cuando un periódico local soltó la noticia. «¡Vi a la gente saludándome mientras estaba sentado en el baño!», confesó alarmado David Langdom, uno de los pillados. Su hija Belinda, de 24 años, reconoció que «saberte el centro de las miradas mientras haces pis es bastante espeluznante». Para colmo de males, entre los mirones empezaron a hacerse habituales las cámaras de fotos. «Son pervertidos, solo espero que nadie me reconozca en la calle», se consolaba Belinda.

Los responsables del hotel, ganador del Municipals Arts Society of New York al mejor edificio nuevo en 2008, se negaron a comentar el asunto. Pero, curiosamente, poco después de saltar la noticia sobre la 'luminosidad' de sus lavabos el insólito espectáculo ha bajado el telón. Unas cortinas negras impiden ahora visionar lo que ocurre en la toilette. «Estaban haciendo limpieza y se olvidaron de colocarlas de vuelta en su sitio», aclaró el gerente del local.

Descuido o no, muchos se lo pensarán dos veces antes de 'sentarse' y los rumores sobre los afectados no tienen fin. Ya hay quien se pregunta si Leonardo Dicaprio y Cameron Diaz -asiduos del club- estarán entre los 'cazados'.

Cuando las prácticas sexuales acaban en urgencia

Cada vez que salta a los medios de comunicación un 'accidente sexual', como el sufrido por un hombre en Granada o el que le costó la vida al actor David Carradine en 2009, es recurrente hablar de prácticas sexuales de riesgo; sin embargo, los sexólogos advierten que muchos de estos casos se deben más a un descuido o falta de sentido común que a algún tipo de perversión o trastorno de la sexualidad.

"Generalmente se trata de un problema provocado por falta de información y educación sexual", explicó la sexóloga Ana Elisa Mela Papalla. "A veces son cosas de sentido común, porque el sujeto no ha caído en la cuenta de que ese objeto que está utilizando puede producir vacío y atrapar el órgano sexual".

En el caso del varón granadino, bomberos y médicos tuvieron que trabajar conjuntamente para rescatar el pene que había quedado atrapado en un tubo metálico de apenas dos centímetros de diámetro. "Los terapeutas no nos cansamos de repetir que los juguetes sexuales están diseñados precisamente para eso", prosigue la doctora Mela Papalla, "hay anillos capaces de aplicar presión en el pene y que cuentan con todas las garantías de seguridad para el usuario; sin necesidad de recurrir a otros objetos, que a veces se introducen por el recto o la vagina con el fin de obtener placer sin medir los riesgos". Ella misma recuerda la existencia de lubricantes de todo tipo para no tener que recurrir a otras sustancias, como hacen algunas personas, como la margarina o el aceite de oliva.

Seguridad en la cama

Precisamente hablando de seguridad, la presidenta de los sexólogos menciona cuatro criterios básicos a tener en cuenta para llevar una vida sexual sana; y dentro de los cuáles cada individuo puede disfrutar con un repertorio de prácticas muy amplio: sexo seguro, libre, responsable y placentero. "Cuando se habla de sexo seguro, no nos referimos sólo al uso del preservativo, sino también a que no traspasemos ciertos límites que pongan en juego nuestra integridad física, como en el caso de las ataduras o las asfixias", advierte.

Esta sexóloga reconoce que es difícil calcular cuántas personas en el mundo recurren a este tipo de prácticas, "porque es raro que alguien confiese estas cosas". De hecho, aclara, estas personas únicamente llegan a la consulta de un terapeuta especializado cuando han traspasado ciertos límites, "porque sólo consiguen llegar al orgasmo en ciertas circunstancias, o porque la cosa empieza a causarles problemas en su vida diaria; de manera que lo que vemos en consulta es una muestra muy sesgada, no es representativa de la población general".

En urgencias antes que en el diván

De hecho es más habitual que este tipo de accidentes sexuales acaben en las salas de Urgencias de un hospital que en el diván de un sexólogo. Sanitarios de un servicio de Urgencias no identificado consultados han recordado en ese sentido que no es infrecuente atender casos de mujeres y hombres que habían practicado sexo con animales, de personas con daños causados por un mal uso de un vibrador y de botellas u otros objetos de cristal introducidos en el organismo.

Entre estos últimos, uno de los casos más comunes es la introducción de botellas que después no pueden extraerse, al haberse producido el vacío, sea en el conducto vaginal o en el anal. El sexólogo italiano Roberto dell'Ano, explica que este tipo de accidentes suelen ser más frecuentes en mujeres (por la introducción que objetos que hacen ventosa en la vagina) que en hombres. Aún así, insiste, "se trata de situaciones excepcionales, que han ido disminuyendo a medida que aumentan los juguetes y dispositivos sexuales a nuestra disposición, pero también porque la población está más informada".

La sexóloga Ana Elisa Mela Papalla ha reiterado el riesgo de introducir objetos de cristal en el interior del cuerpo por su fragilidad, y, en el caso de las mujeres, por las graves lesiones que podrían llegar a ocasionar en la vagina.

Cuando las prácticas sexuales acaban en urgencia

Recién fugado de la cárcel roba y rapta a una pareja en su casa

Un hecho de inseguridad que sacude la ciudad. Una fuga de la cárcel, un robo y una violación que conmueve a todo el vecindario.
La policía aún no logra dar con el paradero del prisionero fugado y la ciudad entera está en máxima alerta en estas horas. Si alguien tiene noticias del fugitivo, comuniquese con la comisaría más cercana.

Recién fugado de la cárcel roba y rapta a una pareja en su casa

Recién fugado de la cárcel roba y rapta a una pareja en su casa

Un hombre escapó de la cárcel central después de 15 años de prisión. Entró en una casa vecina con la clara intención de robar dinero y por qué no un rifle, pero se encontró a una joven pareja en la cama con poca ropa. El fugitivo le ordenó al hombre que saliera de la cama y lo ató fuertemente a una silla.

Luego ató también a la mujer a la cama, se puso encima de ella y la besó en el cuello. Luego el fugitivo se levantó y fue al baño según relatan las víctimas del hecho.

El marido, completamente angustiado, se aprovechó para susurrarle a su esposa:

"Escucha cariño, es un fugitivo de la prisión, mira su ropa, debe haber pasado mucho tiempo desde que vio una mujer. Vi cómo te besó en el cuello.
Si quiere sexo, no te resistas, haz lo que te dice, dale satisfacción, incluso si te disgusta, porque si se enoja puede matarnos. ¡Se fuerte cariño! ¡Te amo!"

Su esposa entonces le respondió:
"No me besó en el cuello, me susurró al oído que era gay y que te encontró en su gusto y quería saber si teníamos vaselina... Le dije en el baño hay... ¡Sé fuerte, cariño! ¡Te amo!"

El resto de la noticia se la pueden imaginar, así que vamos a omitir detalles.

domingo, 19 de mayo de 2019

Cuánto cuesta contratar una escort?

Cuanto cuesta una escort?


Silvia no se esconde. Habla inglés, francés, alemán e italiano y se considera una "scort". Su familia, sus amigos y sus compañeros de estudios saben lo que hace: "A mis padres no les gusta; mi madre dice a la gente que soy modelo". Ofrecen servicios sexuales para mantener un elevado tren de vida y lo hacen sin remordimientos. Son estudiantes que han elegido libremente llevar una doble vida. Una decisión que puede marcarlas irremediablemente.

Recibe 40 llamadas telefónicas al día, de lunes a viernes. De ellas, dos culminan en citas que acaban entre sus sábanas. Encuentros de media hora por los que cobra 70 euros. Dice que sabe lo que hace. Le gusta y, además, que le permite llevar una vida independiente. Hablamos de una prostituta madrileña que cumplió 18 años en julio del año pasado. Fue en ese momento cuando decidió hacerse puta. Y no le molesta el calificativo: "Es lo que soy", afirma. Dos meses después de introducirse en este furtivo mundo comenzó su carrera universitaria. Prefiere no especificar cuál, pero apunta que de la rama de Derecho. Desde entonces lleva una doble vida. Esta joven atiende en la Red al nombre de Diana Le Blanc: "Universitaria. Tengo 18 añitos y recibo en mi piso privado de Diego de León (Madrid)... Ven a conocerme y seguro que repites", reclama en una página de anuncios.

Diana afirma que más que para pagarse los estudios "es para vivir bien". "Con el plan Bolonia –añade– o estudias o trabajas. Las clases son presenciales y si me meto en un supermercado o en una tienda de ropa, tendría que faltar. Además, trabajaría ocho horas por 900 euros al mes. Con el sexo gano 1.200 en menos de dos semanas y así soy mi propia jefa. No me compensa otra cosa. Me saco en medio mes lo que me cuesta un año de carrera".

Su aspecto no denota opulencia ni, por supuesto, que se dedica a la prostitución. Viste jeans y camiseta oscura ancha. Desprende un perfume agradable. "Escada. Por supuesto no la utilizo con los hombres. No hay que dejar rastros", confía mientras sorbe un café con leche en una cafetería cercana a su centro de encuentros.

Un plazo establecido

Piensa dedicarse al oficio más antiguo del mundo dos años más. Lo tiene claro, o eso dice: "En tercero de carrera me iré de Erasmus. En cuarto voy a vivir del cuento con los ahorros de todo este tiempo".

Silvia Silvido, como se hace llamar en la Red y en las películas pornográficas que protagoniza, también se pone plazo para dejar ambas cosas: tres años. Para entonces ya tendrá 30 y esta psicopedagoga habrá terminado su formación universitaria en Filología Inglesa; incluso habrá finiquitado la hipoteca de su casa en Las Rozas, por la que paga 1.800 euros al mes.

Su silueta extremadamente delgada y alta y su pelo rubio platino son sus principales reclamos, además de la palabra "universitaria". "Muchas la utilizan para conseguir más clientes", explica. Basta con realizar varias llamadas para comprobarlo.

Silvia lleva siete años ofreciendo su cuerpo en grado escort –alta categoría–. "Esto me permite una formación que no podría tener con otro trabajo normal: viajar por el mundo, estudiar idiomas y acudir a las clases de la universidad. Quien diga que es para pagarse la carrera es mentira. Da para mucho más". Silvia maneja cuatro idiomas: inglés, francés, alemán e italiano.

La parte ciega

Los especialistas en psicología y las mujeres que han pasado por este mundo muestran aquello de lo que no hablan estas profesionales del sexo. "Es la cultura del mínimo esfuerzo, lo que los padres hemos inculcado a nuestros hijos", opina Mara Cuadrado, psicóloga clínica especialista en adolescentes. En los dos últimos años ha atendido a tres jóvenes (dos de ellas, menores) que voluntariamente ejercían la prostitución de alto standing esporádicamente. "El único móvil es tener dinero y para conseguirlo no les importaba tener sexo con desconocidos. Les permite vivir por encima de las posibilidades de cualquier chica de su edad, con lo que ello conlleva: liderazgo, ir a la moda con ropa cara, tener tecnología puntera...". Para esta especialista, el problema reside en que no se dan cuenta de dónde se están metiendo ni los problemas que puede conllevar. "A veces la causa es la comodidad. Hay jóvenes que prefieren dedicarse a la prostitución antes que trabajar en una cocina o en limpieza. En el ámbito universitario, muy tecnificado, internet puede jugar un papel facilitador", considera Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid.

Tren de vida adictivo

Según describen los especialistas, el perfil de joven que contempla este oficio como fuente de ingresos es el de chicas que quieren encontrar sensaciones distintas y nuevas, les gusta el riesgo, el lujo y destacar por encima de las de su edad. Lo complicado es salir de ese mundo y bajarse de ese tren de vida. En la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida (Apramp) y la Asociación de Mujeres de la Noche Buscando el Día (Amunod) comparten esta opinión. Una de las responsables de Apramp explica que han atendido pocos casos de universitarias que se dedicasen a la prostitución. Las que atendían a este perfil "nos pedían atención psicológica porque se sentían vacías y no encontraban el sentido de por qué seguían haciéndolo".

Mónica Galdós, mediadora laboral de la asociación Amunod, apunta, por su experiencia, que es muy posible que algunas no salgan de ello. "El alto standing tiene una franja de edad. A partir de los 30 bajas la categoría. Muchas acaban en una whiskería si no salen a tiempo, o en casas de citas, o en las calles. Tenemos casos como estos".

María (nombre ficticio) fue prostituta de forma voluntaria durante 20 años. Lo dejó hace seis y ahora ha vuelto a caer después de que la despidieran de un trabajo "normal". "Ponerse un plazo con esto es imposible. Quieres comprarte muchas cosas. Al final, es una enfermedad. Estás enganchada y hay que añadirle que es muy fácil pasar al mundo de las drogas porque los clientes te incitan a que lo hagas", relata. Pero tanto Silvia como Diana niegan que hayan entrado en ese círculo. "Para hacer este trabajo hay que saber fingir y engañar. Igual que haces creer al cliente que estás llegando al clímax, simulas que te estás metiendo una raya", coinciden las dos.

¿Y cómo se entra? "Todo comenzó en juego de rol de internet con 15 años –cuenta Diana–. En él interpretaba un papel de prostituta y me hacía llamar Diana Le Blanc. Solo escribía. Era algo virtual. Quizás eso y la serie de televisión "700 euros. Diario secreto de una call girl" [donde la protagonista se introduce en el mundo de la prostitución de lujo para ganar dinero] influyeron en que diera el paso". La primera toma de contacto de esta joven, que oculta su rostro para las fotos, con el sexo de pago llegó con una casa de citas de Madrid. "Me pagaban 1.200 euros mensuales, llegase al número de clientes que llegase. A las 12 de la mañana había que estar en pie y a las dos de la madrugada una se iba a dormir. De lunes a viernes, interna en el piso. Estuve tres días. No me gustó el ambiente, aunque te trataban muy bien. Y llegué a la conclusión de que podía sacar más dinero por mi cuenta". Fue así como decidió hacerse sus fotos y colgar varios anuncios en la Red. Su negocio ahora va como la seda.

Sin embargo, la entrada de Silvia en la prostitución fue muy distinta. Tenía 18 años cuando comenzó a bailar en una barra en Inglaterra. Era un show erótico sin nada de sexo. "Unos clientes me dijeron que podía hacerlo igual pero acostándome con hombres. Al principio me enfadé, pero me lo pensé mejor y comencé en este mundo". Desde el principio ha sido independiente, nunca le ha rendido cuentas a nadie.

Para Diana, lo peor de su trabajo es la mentira y la doble vida. "Cuando salgo con mis amigas el fin de semana soy otra. No puedo contárselo a nadie. Tampoco justificar nada, ni siquiera meter el dinero en el banco. Eso sí, no me influye para el estudio. Lo que no me interesa recordar, lo olvido. Soy fría". Esta duplicidad se refleja en las dos casas que tiene en Madrid. La vivienda donde cita a sus clientes está en Diego de León. Por ella paga 200 euros a la semana. Otras dos chicas, también prostitutas, abonan el mismo precio por otras dos habitaciones. De lunes a viernes duerme en la Plaza Elíptica, compartiendo piso con un compañero que no sospecha de su otra cara. El beneficio mensual que obtiene por el sexo de pago son 3.500 euros, restándole 1.400 de gastos fijos. "Todo el dinero que se mueve es negro, tanto en las casas de citas como lo que nos llevamos nosotras", detalla.

Silvia, por el contrario, no oculta su negocio ni a la familia, ni a los amigos, ni a sus compañeros de clase. Más de un disgusto se ha llevado por ello, sobre todo en la universidad, donde han intentado chantajearla para obtener sexo gratis. "No lo han conseguido", asegura. Su familia estuvo sin hablarle un año. "Cuando vieron que me sacaba los estudios, el trato fue normal, y así continúa, aunque no les gusta. Mi madre dice a otras personas que soy modelo para una revista de moda", sonríe mientras lo cuenta.

Por el contrario, Silvia vive con su novio, que es actor porno, desde hace cinco años en su casa de Las Rozas. Allí ya no lleva a nadie para mantener encuentros. "Te roban cosas de casa en plan fetiche", explica. Esta mujer, que se define como egoísta y materialista, suele tener dos citas al día. Cobra 100 euros la media hora; de 200 para arriba a partir de ahí. Eso más las generosas propinas, superiores a 100 euros, y regalos que le dejan los clientes. Cuando realiza algún viaje fuera puede alcanzar hasta los 3.000 euros. Además, sabe sacar beneficio a las redes sociales. Suele obtener 6.000 euros mensuales limpios. "También tengo muchos gastos: peluquería, uñas, lencería, ropa, coche. Se gana mucho, pero hay que mantenerse", expresa.

Enfrentarse al futuro

De cara al día de mañana, tanto una como otra se preguntan si les quedarán secuelas psicológicas. María, la exprostituta que ha vuelto al oficio, asegura que sí. Silvia, por su parte, dice que le preocupa la posibilidad de arrepentirse, pero al mismo tiempo afirma que lo haría de nuevo si pudiera volver atrás en el tiempo. Diana prefiere quitarle hierro: "No creo que me afecte en un futuro. Al revés, se aprende mucho acerca del trato de las personas. Aprendes a vivir sola. Dependo de mí para todo. Quizás cuando tenga 50 años piense "¿qué he hecho?", pero ahora no tengo esa mentalidad”.

El psicólogo Valentín Martínez-Otero menciona entre los problemas psicológicos más frecuentes "sentimientos de culpa y vergüenza, baja autoestima, depresión, trastornos de ansiedad, evasión a través de drogas o alcohol... muchos de estos negativos efectos pueden verse agravados por llevar una doble vida, con ocultación a la familia, de la que se pueden alejar". Depende de cada caso, de la personalidad de la joven, de su historia emocional y de las circunstancias en que haya ejercido. Pero lo cierto es que su beneficio inmediato, al final, tiene un precio.

martes, 14 de mayo de 2019

Mesero le clava un tenedor al comensal por querer dejarle solo el 3% de propina

El hecho sucedió en un restaurante de Culiacán, Sinaloa, un mesero le clavó el tenedor a un comensal por dejarle poca propina.

Mesero le clava un tenedor al comensal por querer dejarle solo el 3% de propina

Mesero le clava un tenedor al comensal por querer dejarle solo el 3% de propina

Un joven mesero de un conocido restaurante ubicado por el Paseo del Angel, famoso por sus cortes de carne y platillos con costos muy elevados, fue protagonistas de un altercado en contra de un comensal de nombre Fabio, que junto con un grupo de amigos llegó para festejar su cumpleaños, después de haber realizado un consumo moderado, procedieron a pedir la cuenta, misma que ascendió a la módica cantidad de 7,600 pesos, en un principio los jóvenes querían optar por pagar por cuentas separadas pero finalmente decidieron cubrir el total del monto con la tradicional cooperacha, el problema surgió cuando el mesero preguntó si gustaban agregar el servicio a la cuenta, sugiriendo ademas el 10% de propina, a lo que Fabio se negó alegando que lo correcto era el 3% y que ademas si le daba lo que solicitaba se tendría que regresar caminando a su casa ubicada en la colonia Buenos Aires, sin embargo el mesero no entendía explicaciones alegando que, como era posible que se gastaran tanto en una cena y a ellos que les brindaron el servicio les quisieran dar una miseria de propina, lo que desato risas entre Fabio y sus amigos argumentando que la propina seria mas de lo que ganaría en una semana de sueldo en el restaurante, desatando así la furia de el mesero quien sin pensarlo le ensarto un tenedor en el hombro izquierdo, ademas sus compañeros que escuchaban todo lo agredieron con charolas, platos y cubiertos que traían en sus manos en ese momento, lo que desató rápidamente una trifulca campal que tuvo que ser abolida por las autoridades, al final Fabio tuvo que ceder el 10% de la propina y además pagar los daños al local. Por tacaño, al final le salió más caro.