Cada vez que salta a los medios de comunicación un 'accidente sexual', como el sufrido por un hombre en Granada o el que le costó la vida al actor David Carradine en 2009, es recurrente hablar de prácticas sexuales de riesgo; sin embargo, los sexólogos advierten que muchos de estos casos se deben más a un descuido o falta de sentido común que a algún tipo de perversión o trastorno de la sexualidad.
"Generalmente se trata de un problema provocado por falta de información y educación sexual", explicó la sexóloga Ana Elisa Mela Papalla. "A veces son cosas de sentido común, porque el sujeto no ha caído en la cuenta de que ese objeto que está utilizando puede producir vacío y atrapar el órgano sexual".
En el caso del varón granadino, bomberos y médicos tuvieron que trabajar conjuntamente para rescatar el pene que había quedado atrapado en un tubo metálico de apenas dos centímetros de diámetro. "Los terapeutas no nos cansamos de repetir que los juguetes sexuales están diseñados precisamente para eso", prosigue la doctora Mela Papalla, "hay anillos capaces de aplicar presión en el pene y que cuentan con todas las garantías de seguridad para el usuario; sin necesidad de recurrir a otros objetos, que a veces se introducen por el recto o la vagina con el fin de obtener placer sin medir los riesgos". Ella misma recuerda la existencia de lubricantes de todo tipo para no tener que recurrir a otras sustancias, como hacen algunas personas, como la margarina o el aceite de oliva.
Seguridad en la cama
Precisamente hablando de seguridad, la presidenta de los sexólogos menciona cuatro criterios básicos a tener en cuenta para llevar una vida sexual sana; y dentro de los cuáles cada individuo puede disfrutar con un repertorio de prácticas muy amplio: sexo seguro, libre, responsable y placentero. "Cuando se habla de sexo seguro, no nos referimos sólo al uso del preservativo, sino también a que no traspasemos ciertos límites que pongan en juego nuestra integridad física, como en el caso de las ataduras o las asfixias", advierte.
Esta sexóloga reconoce que es difícil calcular cuántas personas en el mundo recurren a este tipo de prácticas, "porque es raro que alguien confiese estas cosas". De hecho, aclara, estas personas únicamente llegan a la consulta de un terapeuta especializado cuando han traspasado ciertos límites, "porque sólo consiguen llegar al orgasmo en ciertas circunstancias, o porque la cosa empieza a causarles problemas en su vida diaria; de manera que lo que vemos en consulta es una muestra muy sesgada, no es representativa de la población general".
En urgencias antes que en el diván
De hecho es más habitual que este tipo de accidentes sexuales acaben en las salas de Urgencias de un hospital que en el diván de un sexólogo. Sanitarios de un servicio de Urgencias no identificado consultados han recordado en ese sentido que no es infrecuente atender casos de mujeres y hombres que habían practicado sexo con animales, de personas con daños causados por un mal uso de un vibrador y de botellas u otros objetos de cristal introducidos en el organismo.
Entre estos últimos, uno de los casos más comunes es la introducción de botellas que después no pueden extraerse, al haberse producido el vacío, sea en el conducto vaginal o en el anal. El sexólogo italiano Roberto dell'Ano, explica que este tipo de accidentes suelen ser más frecuentes en mujeres (por la introducción que objetos que hacen ventosa en la vagina) que en hombres. Aún así, insiste, "se trata de situaciones excepcionales, que han ido disminuyendo a medida que aumentan los juguetes y dispositivos sexuales a nuestra disposición, pero también porque la población está más informada".
La sexóloga Ana Elisa Mela Papalla ha reiterado el riesgo de introducir objetos de cristal en el interior del cuerpo por su fragilidad, y, en el caso de las mujeres, por las graves lesiones que podrían llegar a ocasionar en la vagina.
martes, 28 de mayo de 2019
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