domingo, 7 de abril de 2019

En la carretera

Sucedió en la carretera al Desierto de los Leones en el km 31, una noche lluviosa de octubre, únicas como las que solo hay en esos meses.

Un tipo estaba parado cerca del mencionado km bajo una arreciada lluvia nocturna que no dejaba ver más allá de algunos cuantos centímetros de él. Con la sensación de que es observado por alguien y los nervios a flor de piel, trata de caminar, llevaba cerca de 3 horas ahí y ni un vehículo se detenía a auxiliarlo.

De pronto, en la obscura noche y con la lluvia que se volvía más y más fuerte ve como se acerca hacia él muy lentamente un carro con las intermitentes encendidas, se detiene y sin pensarlo 2 veces se sube y el carro continua avanzando, muy lentamente, muy despacio.

Cual es su asombro al darse cuenta que no hay nadie manejando el auto y entre lo poco que dejaba ver aquella lluvia se da cuenta de lo aproximado que estaba una curva. Encomendado a todos los santos, el hombre aquel viendo de frente su cruel destino, no se ha aliviado de su sorpresa cuando por la ventanilla del conductor entre una mano tenebrosa que con firmeza pero suavemente gira el volante.

Paralizado de terror y sin aliento, se aferra con todas sus fuerzas al asiento, inmóvil e impotente, ve como sucedía lo mismo en cada curva del tenebroso y horrible camino, mientras la tormenta aumentaba su fuerza.

Ya pues, con todo el valor del que se pudo hacer cargo, se baja corriendo del vehículo y sigue corriendo y corriendo hasta llegar a la primera parada de camiones que puede. Al llegar, cuenta la horrible experiencia por la cual acababa de pasar. Los pocos traileros que estaban ahí, escuchaban atentos sin hacer comentario alguno.

Después de algunas horas, cuando el susto había pasado un poco, entran a la cafetería 2 tipos empapados.

Uno le dice al otro muy molesto:
- Mira compa, este es el cabrón que se subió al carro mientras ¡lo empujábamos!

En la carretera

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