miércoles, 10 de abril de 2019

Los "Emparedados" son una leyenda urbana de la que se habla poco

Quizás haya observado en el día de muertos son colocadas flores de Zempaxúchitl en algunos puentes de la capital poblana o de las carreteras del estado; no crea que necesariamente alguien fue muerto ahí, si no que pudiera tratarse de una ofrenda para algún "emparedado" es decir, gente que fue enterrada viva para soportar el peso de un puente o alguna construcción y evitar que esta caiga.

Los "Emparedados" son una leyenda urbana de la que se habla poco

Los "Emparedados" son una leyenda urbana de la que se habla poco.

Esta práctica ritual no es tan nueva. Se cree que los niños han sido Emparedados desde Jericó, una época que data de siete mil años antes de nuestra era, hasta el siglo XIX en Alemania, para dar con sus huesos mayor consistencia a las construcción y puentes.

En México no hay más información documental sobre el tema más halla de los hallazgos arqueológicos hechos en diferentes conventos religiosos, como el de Santa Rosa, en el centro Histórico de la ciudad de puebla, donde han sido encontrados restos de monjas.

Pero la tradición oral de este país señala que el mismo diablo suele aparecerse al ingeniero o arquitecto de obra para proponerle un trato: una persona viva a cambio de que el puente o la construcción resista.

Mientras no haya trato, la cimentación caerá una y otra vez.

Entre camioneros y transportistas se cuenta que ese fue el caso de un puente en la vía Cuacnopalan - Oaxaca, en los límites estatales con Puebla, el cual se cayó en varias ocasiones, causando muchas muertes entre 1993 y 1994.

Sin mayor explicación, el problema en esa obra desapareció de pronto y el puente es seguro. Ahora se le conoce como "El espinazo del Diablo".

Otra leyenda urbana poblana sobre "Emparedados" es la siguiente:

Durante la década de los 60' se dice que en los barrios como La luz, Analco, Los Remedios, Xanenetla y El Alto la actividad social acababa en cuanto se ocultaba el sol debido a que una camioneta gris asolaba esa y otras zonas de la ciudad recogiendo a mujeres y niños, pero principalmente a hombres indigentes, para enterrarlos vivos en los soportes de los puentes que fueron levantados sobre la autopista puebla - Orizaba.

Hay otro caso singular: El de el puente México, sobre el río Atoyac, en la antigua carretera federal a México, y actualmente paso obligado para tener acceso a la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas.

Quien los han escuchado aseguran que se trata de dos compadres los que fueron enterrados vivos en ese puente cuando, borrachos, regresaban de una tertulia.

Cuentan que por las noches, cuando una tormenta toma la crecida del río, se les oye gritar: "Agárrate fuerte, compadre, que nos está llevando la corriente".

¿Será cierto, que muchas personas fueron sacrificadas para hacer estas construcciones fuertes?.... O sólo se trata de simples leyendas urbanas?.

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