lunes, 3 de febrero de 2020

Cómo funciona el mercado de la luz



El mercado eléctrico y el pool de los precios es algo que la mayoría de clientes de dicho mercado desconoce. Muchos de nosotros directamente pagamos el precio que nos dicen sin mirar siquiera a cuánto asciende. Si ya eres de los que, por lo menos, se fija en el precio que paga y espera que este sea lo mínimo posible, sólo te falta entender cómo funciona el pool eléctrico.

OMIE, Operador del Mercado Ibérico de Energía

El OMIE es el que gestiona el pool eléctrico, mediante una sesión diaria y seis intradiarias.

El mercado diario consiste en presentar una oferta para todas las horas del día después al cierre. Los intradiarios se van dando a lo largo del día de antes y del mismo día, cuyo fin es la modificación de las condiciones de compraventa.

Los precios se dan a través de Unidades de Oferta, que incluyen el producto de una o más productoras o las peticiones de una serie de clientes de la misma comercializadora.

Tanto las productoras como las comercializadoras pueden llegar a un acuerdo fuera de este pool. Las compañías que venden la luz son centrales tanto ordinarias como especiales. Los compradores son sólo consumidores. Además, existen empresas que trasladan la energía que se da por intercambio internacional.

Precio de casación

Para cada una de las horas, el OMIE ordena las ofertas de menor a mayor para venta y viceversa para la compra. La casación es donde ambos precios se juntan, dando lugar al precio para esa hora.

Como se ve, el mercado eléctrico dispone de un precio que va variando por hora, siendo posible controlarlo desde el día anterior y, si nos encontramos en el mercado regulado, hacer nuestro mayor consumo en la hora más económica y así ahorrar.

La gran variabilidad de precios que se da en nuestro pool eléctrico se debe a que las empresas pueden poner sus precios dependiendo de sus propios intereses que irán variando en el tiempo.

Mercado libre y mercado regulado

El mercado en nuestro país se halla dividido en dos, el libre y el regulado.

En el mercado regulado, el Estado fija el precio de la luz tras un estudio de la oferta y la demanda. Dicho precio se denomina como el Precio Voluntario del Pequeño Consumidor. Debido al hecho de que se basa en la ley de la oferta y la demanda, puede ser más caro que el precio del mercado libre en algunos momentos pero, en general y a largo plazo, es más rentable.

En el mercado libre, cada comercializadora lanza al mercado una serie de ofertas para cada tipo de suministro y los clientes pueden elegir la oferta que más les convenga o se adapte a sus características personales.

El hecho de que sea la compañía la que fije el precio, y tras la liberación del mercado en 2009, el cliente puede elegir la oferta más económica cuando antes sólo tenía la posibilidad de acogerse a una compañía que, además, era la que distribuía el servicio y estaba determinada geográficamente.

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